jueves, 30 de septiembre de 2010

Ascensión

Dentro de todas las cosas que el hacia o decía, no había mucha concordancia en cuanto a su actuar. Algunas veces, escuchó de la boca de personas a las cuales estimaba mucho, que le reprochaban el hecho de no ser capaz de practicar lo que sabia, lo que había aprendido. No aplicaba su conocimiento espiritual y sagrado que había logrado adquirir por diferentes razones en su camino hasta aquí.
Cansado y lleno de dudas, comenzó a pensar: ¿qué es lo real? Esta pregunta casi lo desquicia, pero afortunadamente para el, si hubo una respuesta, y esta era; ..la principal armonía, el equilibrio que solo la madre tierra le puede entregar y enseñar. Creyó que su problema había sido haber crecido en el cemento, con personas que van y vienen como ácaros que se desprenden de una sábana sacudida frente a rayos de luz matutina que entra a través de las cortinas, lo que poco a poco hizo generar descontento en su diario vivir.
Un día tomó la decisión de irse lejos sin avisarle a nadie, ni siquiera preparó una maleta con ropa, simplemente tomó un poco de fruta, la metió en su mochila, se colocó doble par de calcetas, pantalón de buzo debajo de otro pantalón más abrigador, un chaleco, chaqueta, unos buenos zapatos y partió hacia el volcán Calbuco.
Salió un día jueves, en la mañana, dejando de lado sus distintas responsabilidades. El sólo quería sentir la inmensidad, quería sentirse parte de lo real como el señaló muchas veces a sus amigos.
Tomó un bus temprano que lo dejó en el puente de Chamiza, luego comenzó a caminar y a pedir a los vehículos que lo lleven, lo cual, para su suerte no demoró mucho. Prontamente llegaría hasta las faldas del Volcán.
Nuestro amigo subió, caminó, se registró en la caseta de la Conaf, y emprendió un viaje de mas de 3 horas por los senderos que llevaban hacía la cima del majestuoso volcán.
Mientras caminaba respiraba, comía frutas, bebía agua del deshielo. En su caminar sintió mucha nostalgia, a ratos brotaron de sus ojos un par de lágrimas, que se debían a a la sensación de estar haciendo lo correcto, de compenetrarse y conectarse con eso indivisible pero que es elemental para nuestra felicidad y desarrollo como seres humanos, cocientes y amorosos.
Mientras subía escuchaba el cantar de las aves, las distintas especies lo saludaban. El, extasiado por su recorrido decidió algo radical, dejó su equipaje, su mochila con comida, y prosiguió caminando sin entender bien la razón de su actuar, a cada paso, el placer se incrementaba dentro de su piel y su corazón. Iba en estado de trance, el aire parecía drogarlo, lo purificaba, lo sanaba de sus errores y penurias.
Finalmente cuando llego al refugio comenzó a gritar tan fuerte, que el eco retumbaba a kilómetros del lugar.
Gritaba para desahogarse de tanta historia falsa, para desahogarse de la hipocresía mundana de la ciudad, para desprenderse de sus recuerdos, de su pasado.
Por un segundo vivió el aquí y ahora y fueron los momentos más felices que había experimentado hasta entonces.
Recordó También, el curso de yoga al que había asistido hace unos meses y empezó a realizar algunas posturas mientras sincronizaba finamente su respiración con sus movimientos corporales.
Estaba completamente solo en medio del exquisito silencio, que solo puede otorgar un lugar así, lo trascendente se hizo tangible, las respuestas comenzaron a llegar a medida que se alejaba la luz del sol, pero antes de que oscureciese, decidió caminar hacia una roca que había divisado de lejos, era una bastante grande, redonda y con un extraño pero lindo musgo que cubría ciertas zonas de dicha piedra. Cuando se recostó sobre el musgo, completamente extendido de espalda hacia la roca y divisando el cielo y el entorno maravilloso del cual era participe compendió que a veces no es necesario entender, si no simplemente, sentir el silencio, ya que un acto como éste, le otorgaba un sentido de pertenencia tan grande, que podría reconocerse como un niño en el vientre de su madre.
Allí recostado, creyó que no necesitaría nada más. Sus tripas sonaban de tanta hambre y su mente se aquietaba, mientras decidía ir en busca de alimento.
En su búsqueda cayo la noche y junto con esta, el miedo comenzó a apoderarse de el, ya que sin comida y sin abrigo, era complicado el panorama que se presentaba.
Vio unas piedras que formaban una especie de cueva en la cual no dudó en entrar e inconscientemente comenzó a rezar. No se sabe con exactitud a quien, pero lo que sucedería posteriormente sería una situación sencillamente extraordinaria.
Un ser de luz contacto su conciencia, y le dijo, 'por fin querido hermano', ahora puedes acompañarnos.
Comenzó a observar que su carne se desvanecía, se comenzaba a hacer transparente y en medio del volcán Calbuco nunca más volvió a su imagen humana.
No se sabe bien donde fue, no se sabe si volverá, pero si se logra entender que su búsqueda tuvo buen desenlace, ya no existiría en esta dimensión terrenal, había logrado trascender a un estado de conciencia más puro. En pocas palabras gracias a su decisión, a su última decisión, logró su tan anhelada evolución.
Ahora es luz.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

El Intento

Si tu me regalaras algo de tu tiempo
probablemente restablecería mi historia como persona.
Gracias a ese presente, podría volver al sentimiento erradicado
a retomar lo que ya ha sido bastante distante para mi,
otorgando nuevamente, la alegría de la simpleza,
de respirar, de vivir.
Benevolente presencia, para iluminar nuestras vidas,
para creer, jugar y cantar bajo este cielo azul y esta tierra fértil
sólo te ofrezco libertad y verdad.
Pensar en ti provoca grandes inspiraciones y posibilidades,
algunas tan maravillosas que no recuerdo haber imaginado.
Creí amar, creí sentir, y así viví, así temblé de frío y así renací.
Ahora no puedo resistirme a entrar en tu camino,
de conseguir esa oportunidad y una nueva trayectoria en mi vida.
El rumbo se ha iluminado, el odio, la pena y el abatimiento
han comenzado a desaparecer bajo tu presencia..
Juguemos armónicamente con esa energía que vive en nuestro interior.
Somos niños, riamos, durmamos en el más profundo de los viajes místicos.
Todo será posible , está claro que absolutamente todo existe.
Predispuestos a seguir esta senda maravillosa de energía y felicidad, conciencia y amor.
Las cosas que he aprendido, que he vivido,
mi experiencia y mi eterno presente, se aclara en estas lineas.
Debí haber vivido lo que fue
para poder estar, hoy aquí, reconociendo una vida nueva
ante tus ojos y tus manos, ante tu pelo y tu sonrisa.
Me desconecto para conectarme contigo
Pero siempre atento a que nada nos una
para que nada nos separe.